viernes, 4 de diciembre de 2009

LA HISTORIA DE LA SIDRA

Parece ser que el vocablo asturiano sidra procede del griego sikera, que, a su vez, es una traducción que los escritores helenistas realizaron del hebreo. Más tarde, el latín asume tal palabra como sicera y, a partir de ahí, se extiende por el orbe romano. Una vez llegado el vocablo a Asturies, éste -explica Sánchez Vicente- empieza a pronunciarse como sidsra para terminar articulándose como sidra, o sidre, que es la variante oriental.
No obstante, no creamos que la sicera latina era, necesariamente, nuestra sidra actual, sino que hacía referencia a cualquier bebida alcohólica distinta del vino.
Pero, en fin, dejémonos de disquisiciones lingüísticas. Nadie duda de que la sidra es una bebida típica asturiana, diurética, refrescante, ligeramente embriagadora, colectivista, popular. Pero ese zumo fermentado de la manzana ha pasado por tantas vicisitudes a lo largo de los años que escribir su historia, es escribir, cuando menos, parte de la historia de Asturies y, desde luego, gran parte de la intrahistoria.

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